Problemas urinarios en gatos: lo que necesitás saber

Cuando un gato empieza a tener dificultades para orinar o muestra cambios en su comportamiento cerca del arenero, algo nos dice que hay que prestarle atención. No siempre es fácil detectar estos problemas a tiempo, pero entenderlos puede marcar una gran diferencia para su salud… y también para nuestra tranquilidad.

Señales que no hay que ignorar

Un gato que maúlla al orinar, va muchas veces al arenero sin éxito o incluso empieza a orinaro o tratar de orinar fuera de su lugar habitual, está tratando de decirnos algo. A veces es una infección leve. Otras, puede tratarse de algo más serio, como una obstrucción urinaria, que en machos puede ser urgente y hasta poner en riesgo su vida.

No hay que esperar a que el problema se haga evidente. Los gatos son expertos en disimular el dolor, así que si algo no cuadra, es mejor actuar pronto.

¿Por qué sucede?

Hay varias causas posibles. El estrés, una alimentación inadecuada, el sedentarismo o incluso factores genéticos pueden influir. La enfermedad del tracto urinario inferior felino (FLUTD, por sus siglas en inglés) es un término amplio que abarca desde infecciones hasta cálculos o cristales que se forman en la vejiga.

También existen gatos que, simplemente, son más propensos. Por eso, conocer su historia, sus hábitos y estar atentos a los cambios, puede ayudarnos a prevenir más de un susto.

Cómo prevenir estos problemas

La prevención empieza en casa, con pequeñas acciones cotidianas. Una alimentación de buena calidad, preferentemente formulada para la salud urinaria (consultalo con tu veterinario), es clave. Aumentar la ingesta de agua también ayuda: podés probar con fuentes de agua corriente, que suelen atraer más al gato que un recipiente estático.

El juego y el movimiento diario también cuentan. Un gato que se aburre o vive con estrés es más vulnerable. Así que no subestimemos el poder de una rutina con enriquecimiento ambiental, lugares altos, rascadores y momentos compartidos con nosotros.

Por último, mantener limpia su bandeja sanitaria, en un lugar tranquilo y accesible, ayuda mucho. Los gatos son limpios y sensibles: si algo les molesta, pueden dejar de usarla… y ahí empieza el círculo de problemas.

Qué hacer si sucede

Si tu gato no puede orinar o lo hace con mucho esfuerzo, no lo dudes: lleválo al veterinario lo antes posible. Es una urgencia. En el caso de una obstrucción, el tiempo importa muchísimo, no juegues con el riesgo.

En situaciones menos extremas, también es importante consultar. El profesional puede indicar estudios, cambiar la dieta o sugerir tratamientos que mejoren su calidad de vida.

A veces el tratamiento es breve, a veces necesita cuidados a largo plazo. Pero en todos los casos, acompañarlo con paciencia y amor es fundamental.


Cuidar de su salud urinaria es parte del amor que le damos. Escuchar sus señales, ofrecerle un entorno seguro y saber cuándo pedir ayuda puede marcar la diferencia. Porque ellos confían en nosotros, aunque no siempre sepan cómo pedirnos lo que necesitan.